Un encuentro de escritores y lectores
Dos voces literarias, una de México y otra de Uruguay, inauguran la nueva colección de textos dirigidos a los jóvenes del Colegio de Ciencias y Humanidades, se trata de Sor Juana Inés de la Cruz y Felisberto Hernández, quienes, a través de una de sus diversas obras, respectivamente, exponen la visión que en su momento imperaba entre sus ambientes sociales.
La colección, que se integra a la serie de actividades que celebran el 50 aniversario del Colegio, busca “facilitar los encuentros, en algún punto de la espiral, entre autores y lectores de diversas épocas y géneros discursivos, cuyo epicentro sea el corazón vibrante de la obra escrita”, refiere el director General del CCH, Benjamín Barajas Sánchez, en la presentación de la obra.
Se trata de que en la lectura y la escritura recaiga “la posibilidad de reforzar el pensamiento, pulir las emociones y adquirir nuevos saberes en cualquier esfera de la acción humana”. Ambas son “habilidades transversales de las ciencias naturales, sociales y humanísticas (…) no son faenas adicionales al periplo del hombre y la mujer a lo largo de su vida, sino contenidos vivibles que proveen de sentido a su propia existencia”, destaca.
Son Textos en rotación que traen al presente la loa y el auto sacramental El Divino narciso, de la Décima musa, escrita en 1688 por encargo de la virreina marquesa de Paredes. Para esta edición se siguieron las mismas normas que llevó a cabo el filólogo Alfonso Méndez Plancarte en Obras completas de sor Juana Inés de la Cruz.
La también llamada Fénix de América escribió lírica, auto sacramental, teatro y prosa, y se le considera “junto con Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora como una de las exponentes de la literatura novohispana”, se destaca en la publicación.
Por otro lado, se encuentra Libro sin tapas, del uruguayo Felisberto Hernández, que salió publicado en 1929, en una pequeña imprenta de Rocha. Junto a “Juan Carlos Onetti y Francisco Espínola siguen siendo los tres vértices de una generación excepcional de narradores uruguayos. Felisberto, siendo de los tres el más recurrente en cuanto a temas, el de proyección que puede parecer menos ambiciosa, el de espectro idiomático más reducido y el más despreocupado de las reglas, estructuras y brillos en que muchas veces se cimenta la realidad literaria”, describe Ida Vitale.
Y sobre sus cuentos, el mismo autor refirió, “lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda”.
Otros títulos que acompañan a esta colección son Azul y Libro de cuentos, de Rubén Darío; El dueño de las estrellas, de Juan Ruiz de Alarcón; Libro de los gorriones, de Gustavo Adolfo Bécquer; Lunario sentimental, de Leopoldo Antonio Lugones; Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos, de Carlos de Sigüenza y Góngora; Memorias de mamá Blanca, de Teresa de la Parra; Niebla, de Miguel de Unamuno; Trilce, de César Vallejo, y Zozobra, de Ramón López Velarde.